Que nunca se nos iba a ir, que siempre iba a estar con nosotros.
Que siempre aparecería una nueva desventura de Larguirucho,
una nueva épica porteña de Hijitus;
que Pucho iba a cantar un nuevo tango,
que Neurus iba a planear un nuevo maquiavélico plan.
Se fue un cacho de infancia, de barrio;
quedamos un poco huérfanos.
Si parecía eterno, inmortal…
es eterno, inmortal.
Un placer escucharlo
(reportaje por Victoria Vanucci en el programa "empresas y protagonistas", CN23)
Hermoso homenaje Dario. Si, realmente se nos ha ido un pedazo de infancia, de historia personal, de cada uno de los que hemos sido chicos en su época de creación más prolífica. Pero mágicamente, esos personajes que él creó están dentro nuestro. Y es una manera de ser inmortal.
ResponderEliminarUna pena, fuerte abrazo desde España.
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