Al amigo Andrés lo conocí gracias a los Jacks; ya no recuerdo si la primera vez que nos vimos fue porque le compré, me compró o canjeamos, lo cierto que desde ese día iniciamos una linda amistad, siempre discutiendo con un afán casi arqueológico sobre cada pieza, su origen, variantes, etc. Además es una de las mejores personas que conocí dentro del “complicado” ambiente del coleccionismo, totalmente honesto y transparente.
Aquí les presento parte de su colección y algunas palabras suyas:
Yo creo que el coleccionismo es algo que se trae desde la cuna prácticamente. La gente que conozco en el ramo se aficiona a varias cosas, y generalmente le ocurre de chiquito. Así fue en mi caso también. El primer recuerdo que tengo como coleccionista se remonta a mis tres años y medio. Tenía pasión en esperar a que mis viejos compraran una gaseosa crush naranja, y ver qué salía en el interior de la chapita. Esa colección de tapitas que recuerdo se componía de 18 autos de carrera y fórmula 1. Recuerdo que con mi vieja armamos la lámina que venía para esas tapas, y las pegamos todas, para finalmente adosarla a un cartón y ponerla de adorno en mi pieza. Hoy esa colección es un clásico del coleccionismo de chapitas por lo que sé. Ya de grande, no hace mucho tiempo, tuve el impulso y la suerte de poder conseguir la colección completa.
Andrés tambien logró completar la colección de chapitas de la DC de Pepsi, de 1978
Después empezaron los muñequitos jack. Año 1972. Tengo vagos recuerdos de algunos de esos muñequitos, como Gaby, Fofo y Miliki o la cenicienta. Imposible no acordarse de los payasos de la tele, de los que éramos fanáticos los pibes de esa edad. Hasta el longplay tenía. Al año siguiente empezó el plato fuerte: la colección de titanes en el ring y el abecedario animado, junto con los personajes de la película de G. Ferré “Mil intentos y un invento”. Eso sí lo tengo grabado a fuego. Esa colección hizo furor entre los chicos, y hoy, analizándola como coleccionista, llego a la conclusión de que fue la mejor y más lucrativa etapa de Felfort con el chocolate Jack. Como la mayoría de los pibes de esa época, recibir un chocolate Jack era una experiencia “religiosa”, junto con descubrir la sorpresa que había debajo del clásico papel de celofán. Es lo que lleva a muchos de los niños de entonces, con tendencia al coleccionismo, a ser hoy hobbistas de estos muñequitos.
En dos paredes podemos ver prolijamente exhibidas todas las colecciones desde el primer catálogo (1968) hasta 1975, en paneles que el amigo armó, cada uno con el respectivo catálogo que traia la revista Anteojito.
En realidad mi fuerte son las monedas. Empecé a los 11 años, después de un paso fugaz por las estampillas (sellos postales), pero inmediatamente me subyugó ese pedazo de metal llamado moneda, cargado de historia. Hice mis primeras armas con los restos de una bolsa de monedas argentinas que me dieron mis abuelos, que tuvieron comercio entre los años 60 y los 70. La inflación hacía estragos en la economía argentina, y las monedas iban quedando arrumbadas a medida que perdían valor. Esas fueron mis primeras piezas, más algunas monedas extranjeras que andaban en alguna cajita de mis viejos y mis abuelos. Con algunas intermitencias, e idas y vueltas, nunca dejé de coleccionarlas, hasta el día de hoy. El coleccionismo de monedas de países del mundo es una experiencia de viaje virtual que siempre me despertó la fantasía. Hoy los coleccionistas de monedas buscamos distintas variantes para armar nuestras colecciones, pero invariablemente, creo, hacemos un viaje hacia todos los rincones del mundo con ellas.
Como este es un blog dedicado a juguetes, solo vamos a mostrar una foto para muestra, con monedas Argentinas de 1950 a 1983
Ya de grande decidí armar una colección de muñequitos Jack, porque, irónicamente, no me había quedado ninguno de mi infancia, después de haber sido un fanático desde chico, según conté. Los objetos que atesoramos de niños dependen de la buena voluntad de nuestras madres para que se conserven, porque llega un momento en que ya no les damos más bolilla. En la adolescencia, como todos saben y experimentaron, empiezan otros intereses y se despiertan otras inquietudes. A veces las madres no tienen la culpa de que esos juguetes desaparezcan. La falta de espacio, en ocasiones las mudanzas, y la certeza que tienen de que ya no los vamos a usar más, a veces los convierten en regalo para algún primo menor, o para algún chico de menores recursos que seguramente daría mejor uso que nosotros a esos chiches. La cuestión es que muchos juguetes se fueron,de esa manera, junto con nuestra infancia. Esta colección de muñecos Jack que se ve en las fotos es el resultado de ese recomienzo del coleccionismo, pero ya de adulto. Una especie de desafío lúdico y personal, y una manera imaginaria de terminar colecciones que seguro hube empezado allá por mis 4 a 6 años.
Catálogos 1968-69: Los famosos animales de plástico blando (algunos anteriormente habian salido en goma) y los primeros en plástico duro de 1969, fuera de catálogo, de los cuales hicimos un post con el amigo Andres (AQUI) y las primeras piezas de Garcia Ferré. Andrés tiene dos versiones de estas, unas con color origina y otras repintadas por él mismo, que son las que aquí vemos.
Catálogos 1970: El primero en plástico duro
Catálogos 1971:
Catálogos 1972: Con los infáltables de García Ferré, personajes de la cultura y la Felfort Jack band, diseñada exclusivamente como sorpresa del chocolate.
Catálogos 1973: Con la aparición de los primeros titanes. Además el abcedario animado y las miniaturas de la película "Mil intentos y un invento". De yapa, un envoltorio del chocolatín.
Catálogos 1975: Con la miniaturas de la exitosa película "Trapito", los personajes de Dante Quinterno y la última colección de animales.
Los Jack de 1977 a 1983 no los tiene exhibidos, pero estan guardados en cajas. Aquí los muestra en exclusiva:
Los soldaditos de plástico fueron uno de los pasatiempos favoritos en mi infancia, como de la de tantos otros chicos. El fuerte que se puede apreciar en la foto es el valioso recuerdo en madera de un hermoso rato compartido con mi abuela, con quien lo diseñé y realicé, allá por mis 11 o 12 años. Ese sentimiento de nostalgia me llevó a recuperarlo del galpón hace mucho tiempo ya, a restaurarlo y colocarlo entre mis objetos actuales. De paso, unos granaderos patrios sirven para adornar sus parapetos, y darle un poco de vida al asunto.
Otro de mis juguetes favoritos en mi infancia fue el juego de construcción “Mis Ladrillos”. Al igual que con los muñequitos Jack, la remembranza de aquellos tiempos me llevó un día, casi como una locura y un juego, a tratar de conseguir aunque fuera una caja de aquellas que recordaba haber abierto para armar casas o autitos con esos ladrillitos. Terminó siendo casi una ciudad, tal como se aprecia en las fotos, y tuve que parar porque el espacio es tirano, y la casa no me daba para seguir armando casas.
Es difícil de explicar qué lleva a una persona a ser aficionado a coleccionar objetos. Yo creo que, como dije anteriormente, la pasión por la organización y atesoramiento de objetos se trae desde el nacimiento. Debe haber un gen que idiotiza las mentes y nos convierte en esos seres medio obsesivos que piensan casi a diario en conseguir una nueva pieza para una colección. Hay un poco, realmente, y más allá de la broma, de tendencia obsesiva en nosotros los coleccionistas, que se manifiesta en el hecho de que cada pieza que se consigue para una colección, inmediatamente dispara el deseo inexplicable e irrefrenable de pensar en el próximo ejemplar a conseguir. Por supuesto que dependiendo de qué tipo de cosas coleccionemos, nuestra afición tendrá una orientación determinada, y responderá a determinadas inquietudes. Pero en general, el impulso y la motivación son parecidas en todos los coleccionistas, según pienso.
Felicitaciones por tu constancia en coleccionar.
ResponderEliminarDe Mis ladrillos, puedo decir que hacía renegar a los impacientes.
Y de Mil intento y un invento que era notablmente lagrimogena. Recuerdo esa canción que decía: La noches de invierno temblamos de frío, porque ya nos queda ni el amor de un tío. Se supone que lo era más Trapito, pero no la vi.
Tal vez sea una obsesión lo de coleccionar, pero es una interesante obsesión.
Saludos.
si Demiurgo, coincido con vos, es una obsesión sencillamente fascinante, e insustituible. Lo sabemos todos los coleccionistas. Algo que no se puede explicar a quien no colecciona.
ResponderEliminarHola Andrés! Soy Santiago, del Diario Perfil. Estoy armando una nota sobre coleccionistas y quisiera incluirte en el artículo por tu gran catálogo de Jack. Te dejo un mail para que me contactes! santicarrillo1@gmail.com
EliminarMuchas gracias!
(si alguien me puede ayudar con el tema o a contactar a Andres, lo agradecería mucho)
Exelente informe dario !!y unaplauso para andres por la exelente coleccion !!
ResponderEliminarEl mérito es de Andres ;)
EliminarEstimado Andrés, te felicito por tu hermosa colección. Son los cable a tierra que muchos hemos elegido. Saludos Cordiales.-
ResponderEliminarGracias MAD. Realmente que sí. Mantenemos vivo un pedazo de nuestra infancia con ellas, y además preservamos un poco de la historia de los juguetes, al menos de esa parte de la que fuimos protagonistas. Saludos.
EliminarHermosa colección!!!! Es recordar la infancia de una manera maravillosa!!!!
ResponderEliminarAsí es, hermosa coleccion la del amigo Andres.
EliminarExcelente capo.- Tremendo los Jacks.-
ResponderEliminarTe hago una consulta... el chavo y el chapulin (lei algo del chapulin en el blog), que mostrás en la coeccion del 77 al 83, vinieron en los chocolatines alguna vez? yo tengo al chavo (lo conseguí en un parque), pero me surge la duda sobre su origen, de echo en mercado libre anda circulando un chapulín negro... Gracias y saludos.-
Hola. En teoria salieron en el Jack. Felfort habia firmado un contrato con Chespirito, pero este a ultimo momento pidio mas dinero, se pelearon y s ecancelo todo. El tema es que ya tenian echos al chavo y el chapulin, asi que los sacaron igual, sin ponerlos en catalogo. Esa es la histoia que conozco.
EliminarEl Chapulin negro de mercado libre es cualquier cosa, si es un Jack, pero es un personaje de anime del 2000 y pico que nada tiene que ver con el chapulin.
Gracias, por participarnos de tu mundo, felicitaciones por mantener viva la memoria colectiva de nuestra infancia, patrimonio cultural del Rio de la Plata. En Uruguay tenemos grandes coleccionistas aunque son muy pocos, pero solo dos o tres te abren la puerta de sus tesoros. Por eso te vuelvo agradecer el haberlo compartido. Mi blog es Ephemera de la Banda Oriental. Gracias.
ResponderEliminargracias por compartir tu colección. como ando mal de la vista, sólo vi las fotos, cuando pueda leo.
ResponderEliminargracias de nuevo